Hablando esta mañana con un amigo panadero sobre los entornos 2.0, el social media y demás cosas «modernísimas», me contaba que en su tienda todavía funciona un horno tradicional, de los de toda la vida, y que en Francia es algo que comienza ahora a recuperarse. Volver a lo antiguo como símbolo de autenticidad, del valor de las cosas bien hechas, del amor a tu profesión y del respeto por tu trabajo.
Y estuvimos de acuerdo en que ese horno es lo que le diferencia a él frente a sus colegas-competidores. En un mundo dominado por las prisas, que en su panadería todavía empleen ese horno, o dieciocho horas en la fermentación y elaboración del pan, les hace especiales.

http://www.mccord-museum.qc.ca/en/collection/artifacts/VIEW-3293
Si decide dar el salto a las nuevas plataformas de comunicación social, la historia del horno merecerá ser contada. Igual que la de las dieciocho horas de fermentación. ¿Por qué? Porque cada uno debe aprender a diferenciarse, debe encontrar ese algo que le haga especial, distinto a los demás. Y luego debe aprender a contarlo.
La gente busca emociones, historias auténticas detrás de los productos que compra o consume. Si creas una página de Facebook y te limitas a intentar vender tu pan, estás condenado al fracaso. Si, por el contrario, le cuentas a tus seguidores cómo elaboras ese pan, o quién se encarga de hacerlo, o a qué hora te levantas, en plena madrugada, para empezar a prepararlo, entonces tienes más probabilidades de enganchar con tu público, potencial o real. Gustarás más, incluso caerás mejor. Seguro.
Pasemos ahora a nuestro territorio favorito: el vino y las bodegas. ¿Qué tiene mi bodega que la haga diferente de las demás? Al fin y al cabo, todas producimos vino, ¿no? Es cierto que hay vinos buenos y otros no tanto, y eso es un elemento de diferenciación. ¿Pero qué ocurre cuando nos trasladamos a las plataformas sociales? Pues es muy común que una bodega puntera que destaca elaborando buenos vinos naufrague en estos entornos por no saber contar lo bueno que es su vino y lo que lo hace especial, distinto.
Hay bodegas que todavía valoran su éxito en las redes sociales por el número de seguidores que tienen. Grave error. No vale de nada tener 10.000 seguidores en tu página de Facebook si el porcentaje de los que participan activamente en ella es mínimo (el famoso «Personas que están hablando sobre esto», o cuántos comentarios dejan en tus historias, o la cantidad de gente que comparte tu contenido…). No cuentes (solo) qué vino elaboras; cuenta (también, y mejor) cómo lo elaboras, por qué lo elaboras así e incluso qué sientes al elaborarlo.

Barney Watson testing wine, circa 1985 http://www.flickr.com/photos/osucommons/6359775051/
Y vuelve a la pregunta: ¿Qué tiene mi bodega que la haga diferente? Además del vino, puede ser el trato al visitante, o una visita guiada pensada con esmero y que aporte valor añadido (por ejemplo, teatralizada, con material audiovisual, con aplicaciones de realidad aumentada…), o actividades que se salgan de lo común y que potencien el enoturismo.
Piensa en eso y piensa después cómo lo vas a contar, porque de tu estrategia en las redes, de tu habilidad para encontrar la diferencia, puede depender el éxito o el fracaso de tus iniciativas «en el mundo real».